El anuncio de que Mario Estrada, candidato a la presidencia de Guatemala por el minoritario partido Unión del Cambio Nacional (UCN) –sin ninguna posibilidad real de alcanzar la victoria en las urnas en las elecciones de junio–, más que una sorpresa viene a ser la confirmación de cómo el Estado ha sido permeado por las mafias. Su importancia real depende de que las investigaciones en curso puedan fijar el grado de infiltración de las redes mafiosas infiltradas en la política guatemalteca y las conexiones Estrada con otras organizaciones.
El político guatemalteco fue capturado este miércoles en Miami (Florida, EE UU) junto a uno de sus hombres de confianza, Juan Pablo González Mayorga. Ambos enfrentan cargos por conspiración para exportar cocaína hacia el país norteamericano, así como para importar armas de alto poder. Una nota del Departamento de Justicia puntualiza que tanto Estrada como González “conspiraron para solicitar dinero del cartel de Sinaloa para financiar su plan para alcanzar la presidencia”, a cambio de, ya en el poder, “ayudar al cartel a utilizar los puertos y aeropuertos guatemaltecos como puente para exportar toneladas de cocaína a territorio estadounidense”.
El informe del Gobierno estadounidense subraya que las autoridades cuentan con un vídeo y grabaciones de audio en las que Estrada y González solicitan a agentes encubiertos de la DEA (la agencia estadounidense antinarcóticos) millones de dólares para financiar la campaña y algo aún más grave: la contratación de sicarios para asesinar a rivales políticos para asegurarse la victoria. De ser hallados culpables, ambos enfrentarán penas de prisión de entre 10 años y cadena perpetua.
Para Thelma Aldana, ex fiscal general guatemalteca y ahora aspirante a la presidencia, que enfrenta serios obstáculos legales para inscribir su candidatura, la captura de Mario Estrada debe servir de reflexión. “Estrada”, dice a EL PAÍS desde El Salvador, «estaba ya inscrito». «Esto quiere decir que los personajes oscuros logran ser reconocidos, mientas quienes actuamos correctamente encontramos obstáculos. El sistema en Guatemala está colapsado y hay que rescatarlo”. Además, Aldana califica lo ocurrido con Estrada como “indignante para el país y lamentable para los guatemaltecos y solo confirma lo que ya todos sabemos. Tenemos un Estado cooptado, capturado por las mafias”.
“Es una vergüenza para Guatemala que una persona que por cuarta vez aspira a ser presidente sea detenido por sospechas de nexos con el narcotráfico”, complementa el analista independiente Luis Linares, quien señala que el extremo pone en evidencia la necesidad de contar con una Cicig (Comisión internacional contra la Impunidad en Guatemala, patrocinada por la ONU) fortalecida porque la corrupción es una enfermedad «tan grande que con la medicina tradicional no se puede curar». “Expone la podredumbre de la política y explica por qué sus dirigentes se oponen a la Cicig”, añade al tiempo que muestra su esperanza por que el hecho ayude a despertar a los guatemaltecos y tomen así conciencia sobre la necesidad de continuar la lucha contra la corrupción, “condición indispensable para sanear al Estado”.
«[La captura] pone sobre la mesa la preocupante corrupción que existe en los círculos políticos y la amenaza que el narcotráfico representa para el Estado guatemalteco», resume por teléfono el periodista y sociólogo Gustavo Berganza. En alguna medida, admite, es un reflejo del secuestro del Estado por parte de las mafias. La clave, puntualiza, está en “establecer las ramificaciones que tiene ese hecho”, y recuerda que Estrada logró hacer una fortuna increíble en muy poco tiempo, tras su paso por el Ministerio de Finanzas, al punto de convertirse en uno de los padrinos del ex presidente Alfonso Portillo y formar su propio partido político.
Juan Pablo González financió la anterior campaña de Sandra Torres, aliada del presidente Jimmy Morales y a quien las encuestas dan como una de las favoritas para alcanzar la jefatura de Estado y de Gobierno en los comicios de junio y para quien también puso a disposición un helicóptero. También se señala que José Degenhart, hermano del ministro de Gobernación (Interior), y el ex comisionado de Morales para el tema de los migrantes, Marvin Mérida, son candidatos a diputados por la UCN.
Las sospechas de la cooptación del Estado por las mafias aumentan cuando, en las últimas semanas, cuatro avionetas han aterrizado en pistas clandestinas del país centroamericano, pero la policía se negó a llegar hasta las mismas, “porque la población civil les impidió el paso”. Tras unos días, las aeronaves simplemente «desaparecieron» de territorio guatemalteco.
Fuente: El País
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